Hace unas semanas compartí con vosotros la coca de llanda. Una receta de Amparo, una mujer increíble, y que hizo furor en mi comida familiar de Semana Santa. Hoy vengo con otra que aún ha levantado más pasión entre los amantes del chocolate (especialmente mi hijo mayor).
La semana que viene os pondré la que he preparado para mí: la coca de zanahoria.
Son unos bizcochos extremadamente esponjosos y que, por desgracia, no puedes dejar de comer. Espero que os gusten tanto como a todos aquellos que la han probado hasta ahora…
Ingredientes:
240 gramos de harina de repostería.
240 gramos de chocolate a la taza.
190 gramos de aceite de oliva suave.
210 gramos de azúcar.
285 gramos de leche entera.
3 huevos grandes.
3 sobres de gasificante.
Una pizca de sal.
Azúcar para espolvorear.
Elaboración:
Batir los huevos y el azúcar…
Hasta que doble su volumen.
Ir agregando el aceite en forma de hilo.
Añadir la leche poco a poco.
Agregar la harina, el cacao en polvo y la sal, todo ello tamizado. Mezclar bien.
Añadir los sobres de gasificante y mezclar bien hasta obtener una masa homogénea.
Cubrir el molde con spray desmoldante o con un papel vegetal. Echar la masa y cubrir con una capa generosa de azúcar.
Hornear en el horno previamente precalentado a 175°C durante unos 35 o 40 minutos, hasta que esté bien cocinado.
Dejar enfriar.
Mi consejo: al día siguiente está mejor que el mismo día que se prepara.
No os puedo decir cuánto aguanta blando y jugoso, porque en mi casa no ha llegado a las 48 horas… Es tan cierto que la primera que preparé no pude ni hacerle la foto. Así que, ¡ya me contaréis!
Aquí os dejo vuestro trozo para que podáis hincarle el diente…